Los sellos personalizados, ése artículo al que apenas prestamos atención y sin embargo cada día pasa por nuestras manos una hoja con la impresión de un sello o nosotros utilizándolo para confirmar un albarán.
Solemos relacionarlo con la burocracia administrativa y seguramente esa es la primera impresión que nos viene a la cabeza cuando vemos un sello, de ello nos habló con gran maestría don Mariano José de Larra en su libro “Vuelva usted mañana” una irónica descripción de la complicada relación con las administraciones y que nos recuerda aquella frase que cualquiera de nosotros ha vivido alguna vez en su vida, “sin el sello correspondiente no podemos tramitar su expediente”.
Van pasando los años y el sello personalizado sigue entre nosotros, ¿Alguien acepta un SEPA sin firma y sello? No, si no está debidamente firmado y sellado no estamos seguros, su impresión nos reafirma su validez y nos da seguridad.
Actualmente el sello automático personalizado, con su largas definiciones que cada uno de nosotros le damos a éste aparato, se utiliza para situaciones muy dispares, desde el dibujo o nombres de los novios con una letra peculiar de una invitación a una boda o la ropa del niño que se va de colonias con el casal de verano pasando por el lampista que te entrega la factura o la profesora que indica el grado de satisfacción del alumno en la prueba de conversación en lengua extranjera.
Un pequeño aparato de plástico que se presenta impreso en una multitud de situaciones diarias y que valida nuestro “sello particular”.
Puedes ver una amplia gama de medidas y modelos en nuestra web https://www.k-office.tienda/searchcat/-17909-sellos-personalizables.html